18 marzo 2007
Fin de semana en Cancún!
Comparto con ustedes esta foto de la que se hace llamar Playmate Brandy Morgan y ha dejado temblando a mi amigo Héctor Aguilar durante todo el fin de semana en el paraíso que es Cancún.
Según me dice Héctor quien es un periodista fundador de Cancún, la idea de que este mujerón anduviera allá paseándose para ser admirada, es trasladar la Expo Sexo del frío WTC al caliente Cancún, para la edición que viene.
Habrá que ver si allá, entre tanto bikini, unos más (nada despreciables, por supuesto)causan tanta sensación como aquí cada año.
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1 comentario:
Más allá de los muy evidentes atributos de la señorita, la nota me preocupa: es un indicio más de que Cancún, una de los pocas ciudades del mundo que fueron creadas desde la nada (o casi) en el siglo 20, vive una crisis terrible.
Hace tres meses me reencontré con esa ciudad después de 8 años y medio. Allá seguían muy buenos amigos que han sido testigos de la degradación económica que dejó el Huracán Wilma, que dicen que algunas noches se ven y se oyen las avionetas que sobrevuelan sospechosamente Puerto Juárez y Punta Sam.
Con esos amigos íbamos a los cines de Avenida Tulum: el Royal, ya muy cerca de la salida hacia Bonfil, y los Multicinemas que estaban junto al McDonald's. Hoy el Royal es un elefante blanco que pretendieron convertir en el Teatro de la Ciudad (así es, en Cancún no hay teatros); y los Multicinemas son una cicatriz oscura, un hueco que destaca en una avenida iluminada. Y frente a el edificio vacío el asfalto está levantado en una obra de rehabilitación en la que nadie trabajaba (démosle el beneficio de la duda: a fin de cuentas era diciembre).
Me acuerdo de la Avenida Tulum rebosante de vida a todas horas: oleadas de turistas en cualquier época del año, repletas las tiendas de souvenirs, los restaurantes rebosantes de música... ahora, en sábado por la noche de temporada alta, no había más que unos jóvenes locales medio paseando. Mucha más gente en el Chedraui, eso sí.
Todo mundo habla de que no hay trabajo. Ni siquiera para reparar las calles de las supermanzanas del centro, donde antes vivía la clase media cancunense, que están llenas de baches y de basura. Caminar la supermanzana 24, donde antes estaba TV Azteca era como ir por un desierto: silencio, soledad, calor. Reencontrar la calle de Punta Pulticub fue difícil: no hay letreros y muchos de los que hay están oxidados.
Y lo peor fue en la supermanzana 25, muy cerca de donde vivímos, ver un letrero en la reja de una calle: "¡Cuidado, en la supermanzana 25 asaltan!"
Si llevar para allá la ExpoSexo ayuda a salvar la ciudad, adelante. Dudo que haga demasiado impacto en una población apática, acostumbrada a los bikinis (aunque, eso sí, y ni los springbreakers son como antes).
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